viernes, 2 de marzo de 2012

LA MANIFESTACIÓN Y LAS VÍCTIMAS DEL 11 M

Es curioso cómo se manipulan y se tergiversan la cosas últimamente. Bueno, quizá siempre fue así y soy yo la que durante demasiado tiempo, ha permanecido en la inopia.
Tampoco se quién, cómo ni por qué se ha elegido esta fecha para la manifestación. Sólo sé que es domingo y un día como otro cualquiera para manifestarse. Bueno, es verdad, como otro cualquiera no; el 11 de marzo es el aniversario del más terrible atentado ocurrido en nuestro país y por el que estoy segura de que miles de personas lloran cada año y muchos días del año; y lo dice de corazón y sinceramente alguien que ha perdido demasiados seres queridos ya.
No obstante, flaco favor se hace a las víctimas y a sus familiares si se las tiene de boca en boca y se las utiliza para lanzar dardos envenenados hacia uno y otro lado de la contienda política de nuestros dos magníficos partidos mayoritarios.
Lo que yo si que tengo claro es en qué parte de esta sociedad se encontraban aquellas víctimas: en el lado de los trabajadores.
No creo que ninguno de los que perecieron en tan cruel atentado fueran políticos ni personas poderosas. Ellos no utilizan el transporte público. Estoy convencida también de que la gran mayoría de ellos eran trabajadores que, lamentablemente, murieron con las botas puestas, camino de sus puestos de trabajo dónde acudirían para ganar, con el sudor de su frente, el sustento de sus familias con la dignidad que todos los ciudadanos merecemos. Posiblemente, muchos de ellos serían también estudiantes, jóvenes que intentaban lograr un futuro mejor para escapar de una pobre existencia como la que, tal vez, sus padres llevaban. Pues casual y desgraciadamente también, el atentado no tuvo lugar en un lujoso barrio de Madrid, sino en una zona mayoritariamente obrera.
No sé lo que el resto de personas tendrán en su corazón cuando acudan o no acudan a la manifestación ni cómo ellos sentirán dicha protesta pero yo, personalmente, por encima de la política y por encima de los tejemanejes de quienes manipulen o pretendan manipular esta manifestación, intentaré hacer de ella un homenaje a aquellas víctimas que lo fueron, no sólo de la necesidad de un puesto de trabajo digno, sino probablemente también como consecuencia de los absurdos objetivos que, por encima de todos y de cada uno de los trabajadores de este país y de todos y cada uno de los seres humanos que habitamos este mundo, manipulan, manejan y deciden los destinos de las personas de bien.

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